1937 Autococktail Castro by Julio Castro

JU L 1 O CAS T RO

pr~selitista de la prohibición, uno de esos cuáqueros puritanos de otras latitudes, que votan en el senado contra la introducción y uso de las buenas bebidas y luego toman, en la clandestinidad de su escondrijo, pócimas venenosas hechas con alcohol de madera. No, yo no soy de esos. Mi abstención no llega a tanto ni alcanza más allá de una experiencia pura– mente personal. Además, creo de buena fe que, en medio de la agitada y agotadora vida moderna, el estímulo que supone un cocktail honradamente hecho e integrado por elementos alcohólicos Y· aromáticos de buena calidad, es necesario y en muchos casos in– dispensable. Yo no sé qué sería de un amigo mío, corredor de bolsa, si a media mañana no saliese del agitado recinto, congestionado de cifras y de urgen· cias a " soplarse '', como él dice, su copetín en un abrir y cerrar de ojos. ¡Hay que ver cómo revive! Como si regasen una p lanta seca. Por otra parte, conozco per· sonas cultísimas cuya conversación es un verdadero deleite, p ero que hay que sacarles las palabras una a una, como con pinzas. Pues bien, estas mismas perso– nas, en cuanto se acercan al comulgatorio herético de las mil bebidas policromas y prueba·n la suya favo·· rita, se les desata la lengua con tan maravillosa pres- teza, como si en el fondo del vaso estuviese la propia llave de las palabras. Ante tan maravillosos resultados, he pensado muchas veces en la certeza de aquella ex- clamación de un poeta persa de hace 6 siglos, quien les decía a los mercaderes de vino: " Me asombrais con vuestro oficio. Es que podéis comprar algo mejor de lo que vendéis? ". Pero Julio Castro no es de los que se resignan a seguir la trillada rutina de utilizar el oficio tal como lo encontraron, sin añadirle el producto de la expe· riencia y la resultante de la observación. Su inquietud natural de hombre inteligente, unida al tesón volunta- rioso de los hombres de su raza, le ha llevado a pensar la forma en que los secretos de la cocktelería trascen- diesen del círculo de los iniciados para hacerse del dominio público. En efecto, hay mucha gente que no toma cock- tails, por la dificultad que presenta el prepararlos en

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