1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

tanto espontáneas como cultivadas, y los resultados obtenidos en este trabajo son tanto más significativos, cuanto que su autor ha clasificado las variedades según los caracteres de la pubescencia y de la nerviación de las hojas, las cuales, sien- do indiferentes para el cultivador, deben representar mucho mejor, los estados naturales de la especie» que si el autor se hubiese basado en otros caracteres, muy posiblemente varia- dos por el cultivo. Según Kolenati, las viñas silvestres, de las que ha visto una gran cantidad en el Mar Negro y el Mar Caspio, se agrupan en dos subespecies descriptas por él, y que asegura pueden reconocerse a distancia, considerándolas co- mo punto de partida de las vides cultivadas en Armenia y en las comarcas próximas. Él las ha reconocido alrededor del monte Ararat, en una zona en que no se cultiva la viña y en la que podrá cultivarse. Otros caracteres, como por ejem- plo, la forma y el color de las Uvas, varían en cada una de las dos subespecies. Sin entrar aquí en los detalles pura- mente botánicos de la memoria de Kolenati, ni en los del tra- bajo más reciente de Regel acerca del género de vitis» bueno es hacer constar, que una especie cultivada desde tiempos an- tiguos y de la cual se conocen al presente cerca de 2,000 va- riedades, presenta cuando vive como espontánea, y en el país en que es más antigua, dos formas principales con otras de me- nor importancia. Si se estudiasen con el mismo cuidado las vides espontáneas de Persia, de Cachemira, del Líbano y de Grecia, acaso se encontrasen otras subespecies de una anti- güedad probablemente prehistórica**. Se cree que la época en que el hombre se dedicó al cul- tivo de la vid y a la preparación de su jugo, fue en los pri- meros tiempos en que se decidió explotar la tierra» apropián- dose de sus variadas producciones. La vid ha debido ser una de las primeras industrias que creó el hombre. Su importan- cia ha debido despertar en el origen de la Sociedad, el interés humano. "Lo importante sería averiguar —dice don Nicolás María Serrano— quién fue el primero que trajo ese arbusto a los países occidentales de Europa y en qué época comenzó su cul- tivo. Es, efectivamente imposible poner en armonía JOB testi- monios de los autores griegos y latinos, los cuales, lejos de dar una solución satisfactoria, no hacen más que aumentar Ja duda. Según Plinio, el primero que enseñó a los galos la existencia de la vid, y les reveló las grandes ventajas de su cultivo y del licor que de ella se obtiene, fue un helvecio lla- mado Helicón, el cual, al partir de Italia, quino enriquecer con este precioso arbusto su patria y la galia, por cuyo país debía atravesar. Plutarco y Tito Libio dicen, por el contrario, que fue un emigrado toscano, que deseoso de vengarse de su pa- tria, introdujo en las Galias el mejor Vino de Italia; se lo hizo beber a los jefes principales de los ejércitos permanentes» y

Digitised by Jar d M Brown & Anistatia Miller, 2009

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