1964 MANUAL DEL BAR, A.M.B.A. 2° EDICIÓN

EL CHAMPAGNE

Cuando nombramos el Champagne, asociamos su nom– bre a algo superlativo, que sale del marco ele la vulgaridad elevándolo a un nivel tal de superioridad sobre sus con– géneres, que su presencia en las ceremonias, ya sean dentro de la intimidad del hogar, o en el marco deslumbrante de las recepciones protocolares, se considera imprescindi– ble. Ningún acto de esta naturaleza, alcanzaría deslum– brante brillo, si el ruido característico con que se anuncia al descorcharlo y que con tanta solemnidad se escucha, al no prodncirse, denunciase la ausencia de algo que más que una omisión, nos parecien1 un sacrilegio. Por eso mismo, el Charnpagne, alcanzará categoría ele símbolo cua11do celebramos algo trascendente. El Champagne es producto genuinamente francés y su zona de producción está delimitada por marcos geográfi– cos inconfundibles, cuyo centro principal es la región de Reims. Ya en los tiempos de esplendor del Imperio Romano, en la Galia, nombre con que era conocida entonces Francia, el cultivo ele la vid se había desarrollado nota– blemente. Los excelentes caldos que se obtenían de sus abundantes cosechas, eran grandemente apreciados por los conquistadores romanos. El área destinada al cultivo de la viu abarcaba extensas regiones y en ellas se pro– ducían vinos de diversos tipos y características, entre los que merece destacarse los de Burdeux, Anjou, La Bor– goña y el insuperable de la Champagne. No obstante conocerse como buenos los vinos de esa región, su ver-

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