1980 MANUAL DEL BAR, A.M.B.A. 3° EDICIÓN

Se comprende que todas estas operaciones, estos meticulosos cuidados, se dedicaban a los vinos de ca– lidad superior. Los demás eran descuidados hasta el punto de no trasegarse nunca: éste es uno de los pocos reproches que se pueden hacer a los técnicos del vino, de hace 2.000 años. Muy probablemente, los procedimientos que entonces se aplicaban no producían vinos muy coloreados, lo que naturalmente representaba un factor negativo, ya que como se sabe, también el ojo del buen bebedor re– clama su parte. Como hemos dicho, era costumbre abrir los "dolía" el 23 de abril, después de las fiestas de "Vinalia". En esta ocasión, después de la habi tual ofrenda a los dio– ses, se procedía a las degustaciones, para ello existían los catadores (haustores), que clasificaban el vino en: Dulce, Suave, Nobile, Pretiosum, Molle, Lene, Tenue, Laeve, Jmbecille, Fugiens, Forte, Sol idum, Consistens, Fi rmun, Validum, Austerum, Severum, Durum, Aspe– rum, Acre, Acutum, Ardens, Indomitum, Oenerosum, Pingue, Crassum, Sordidun\ Vile, y de acuerdo a su color, Album, Fulvum, Croceum, Sanguineum, Purpu– rcum, Níger, Ater, Medium y Helveolum, !Qué pal a– dar ! ¿no es cierto? Estos era11 los juicios que ayudaban a los antiguos enólogos, para predisponer las futuras operaciones de ref inado y mejoramiento del vino, a través de cortes y del envejecimiento. Los vinos de poco valor se desti– naban, como ya hemos dicho, a los esclavos, a los sol– dados y a las tabernas. Los vinos finos eran trasegados en ciertas ánforas de doble asa llamada "Seriae" o "Seriolae", prnvistas de un pie que se clavaba en el suelo. Estas ánforas podían contener de 180 litros a 300 litros, tanto las "Seriolae" como las "Seriae", estaban tratadas inter– namente con revestimientos impermeables y su función

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