1980 MANUAL DEL BAR, A.M.B.A. 3° EDICIÓN

exactamente como Jo hacemos nosotros con garrafas y frascos. En los traslados terrestres de grandes cantidades de vino, se usaban od res confeccionados con pieles de gruesos cerdos o de otros animales. En el cen tro de Buropa se empleaban en cambio, barriles de madera grandes y pequeños, ya sea por vía terrestre o fluvial. Completaban la gama de los recipientes de trans– porte, cubas, botas y recipientes de arcilla, a propósito para contener Ja provisión personal de vino de los via– jeros. Algunos ele estos recipientes de fabricación bas– tante esmerada, fueron construidos por fábricas de ce– rámica prerromanas; son conocidos de modo espec ial, los realizados en las industrias de Canosa (IV siglo) , decorados con dibujos geométricos, cuyas formas re– cordaban vagamente las de un odre y comúnmen te de– nominados con la voz griega: "Askoi". En la repúbl ica Argentina se cultivan algo más de 320.000 Hs de viñedos y están distri buidas en las pro– vincias de Mendoza, 75 %; San Juan, 18 %; Río Ne– gro, Neuquén, Salta y Córdoba el resto. La producción total es del orden aproximado de los 28 millones de hectolitros, cifra que coloca al país, entre los cuatro primeros productores del mundo. En cuanto a calidad, la mayor producción de vino común es dt primera línea. Se exporta, a'L!nque en menor medida que sus mostos, que compran en gran– des cantidades muchos países. La elabornción de vinos finos es relativamen te pe– queña, pero se trata de productos excelentes, que com– piten con los mundialmente más afamados en los prin~ cipales mercados. VINOS ARGENTINOS

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