1980 MANUAL DEL BAR, A.M.B.A. 3° EDICIÓN

taba haciendo su vin icultura, al margen de los vinos comunes de mesa. Esta situación estimuló a los viñate– ros y bodegueros de Mendoza y San Juan primero y luego de otras regiones. De estos tiempos data Ja creación en las referidas provincias, de escuelas de enología de las cuales han egresado y egresan, exce– lentes técnicos altamente especializados. Las regiones mencionadas, cuentan con tierras excepcionalmente apropiadas para la vid, pero se trata de zonas de inuy bajo régimen de lluvia, de aquí que la Argentina, tenga una vitivinicultura sustentada por el riego arti~icial, con aguas provenientes de ríos que bajan al llano, des– de las alturas de la cordillera de Jos Andes. En cuanto a los vinos finos, son elaborados con cor– tes de uva provenientes de cepas europeas, largamente y muy bi.en acl imatadas en el país, a través de medio siglo de paciente labor. A título ilustrativo señalamos los nombres de las principales cepas (todas de origen europeo) que se cultivan en la Argentina: Malbec, Barbera, Sarah, Bar– bera D'As ti, Bonarda, Pinot gris, Pinot tinto, Carignan, Nebbiolo, Garnacha, Alicante, Cabernet, Suavignon y Mcrlot para la elaboración de los vinos tintos. Pinot blanco, Semillón, Pedro Ximénez, Torrontés, Palet, Saint Emilión, Moscatel de Al ejandría, Chardonnéi.y, Riesling Renano, Ugni blanc y Traminer para los vinos blancos. Debemos agregar que esta enumeración no es com– pleta y sí sólo indicativa. Cierto es que la industria vitivinícola argentina, ha alcanzado un lugar preponderante en el mundo gracias a la bondad de las tierras cultivadas, a s·u clima de excepción para la vid y a la variedad y especial se– lección de las cepas implantadas, pero tengamos pre– sente que si puede ofrecerse a los mercados propios y extranjeros, productos de tan alta calidad como son

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