1928 Cocktails by Pedro Chicote
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PEDRO CHICOTE
En su bar americano, bella y sencillamente· de= corado, en ~ontacto con los frascos y botellas qu-e me son tan familiaces y queridos, pasé los momen= tos más felizmente vividos de mi vida, especial= mente a la hor¡¡ del aper!tivo. A esta hora en que todo el djstinguido y numeras.o pasaje (españoles y americanos en su mayor parte) irrumpía jubilo= samente en el bar, donde el «Pul! de las millas» satisfacía cuanto de mi cockteler~ iba saliendo. De esta amable y selecta cliántela, particular= mente de la formada por la aristocrática sociedad medrileña, que tuvo para mis modestos cservicios sus ¡¡mables elogio~, conservo los mejores recuer=– dos de este viaje. A ·medida que el vapor se acercaba a Nueva York, una inquietud se apoderaba de mí. ¿Cómo iba a satisfacer mi gran curiosidad por los bares americanos .en un país donde existe la Ley Seca? Esta inquietud creció cuJndo a la vista de Nue= v,a York, -unos agentes, al servicio de la ley y en nombre de la misma, subieron a bordo del «Ma= nuel Arnús>~ para efectuar el «sondeo» y cerrar y sell¡¡r el bar y las bodegas del vapor durante su pe'.manencia en los muelles de la gran urbe ame= ricana. Estos temores desaparecierbn en cuanto pisé tierra americana, y en compañía de unos buenos amigos que me estaban esperando visitamos algu= nos de ·los millares de establecimientos dedicados al comercio de bebidas alcoholic y no alcoholic. Pronto saqué la consecuencia de que,· no obs=
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