1928 Cocktails by Pedro Chicote
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COCKTAILS
tan te la severidad de la Lay ' Droit a cuyo servicio \ h ~y un verdadero ejército de escrupulosos e in= fl exibles agentes para hacerla cumplir, en Nueva YO\ k es tan natural y despreocupadamente bur= lada por todas las clases ' sociales que no da la sen= sación de existir. Empezando por los ·grandes mi= llonarios, en. cuyas r egias mansiones, las bodegas están tan cumplidamente repletas y s·urtidas c~mo las de cualquier hotel Ritz de Eur{')pa, hasta ter= minar en los obreros y men estrales que acuden a los millares de Spea k=easy {nueva modalidad de establecimientos fraudulentos instalados en casas particulares), todos y en todas partes, hoteles, res= taurantes, c;:abarets, bares, etc., etc., se ven frecuen= tados por personas de buen gusto que acuden a ·rendir culto a Baco, Gambrinus y Perignon. La severidad de la Lay Droit es grande, la or=– ganización para hacerla cumplir maravillosa Y perfecta, pero más maravillosa y perfecta es la organización de los elementos encargados de in= troduc;ir (de1 contrabando) las formidables can= tidades de. alcohol que se consumen . e~ todo el país, de las élases y marcas rpás variadas, famosas y acreditadas que se· producen en todo el mur.do . En Nueva York los Clubs, como todas las co= sas del país, son grandiosas y formidables. Tuve ocasión de visitar uno {también de contrabando, pues la eñttada a ellos está rigurosamente res er= vada a los socios) y vi que en uno de los más am= plios y suntuosos salones estaba instalado el bar americano. ¡Y qué bar americano! Su magn ifi=
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