1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
cualidades graso-aromátieas de la corteza, despreciando como inútiles e inservibles, la pulpa y el jugo. Los colonos de las Antillas holandesas, que se dedican a explotar industrialmente las materias que contiene la casca- ra de la naranja» cortan aquélla en trozos estrechos y un po- co alargados, dejándolos secar. Y, ya secos y en una sa- zón apropiada, los machacan y mezclan, poniéndolos en ma- ceración con alcohol diluido en cierta cantidad específica de agua. Y cuando esa maceración llegó al estado de madurez indispensable que les señaló la experiencia, se separa el lí- quido de las sustancias sólidas y se somete aquél al proce- so de la destilación. Este proceso es variado y complicado. Algunos destiladores suelen añadirle alguna cantidad de ron de Jamaica, para fortalecer y darle cuerpo al sabor de la na- ranja. Cualquiera que sea el destilador, y aún los particula- res que elaboran esa clase de licor para el consumo familiar, emplean métodos especiales y particulares. Sin embargo, to- das las variedades ésas» poseen, con especialidad, el aroma y el sabor propio de la naranja. Los holandeses fueron los primeros» en el siglo XVI» en elaborar esa clase de licor, cuando su colonia, la isla de Cu- racao o Curazao, a dieciocho millas de las costas de Venezue- la, pasó a ser colonia de Holanda, quitándosela a España. Hoy continúan fabricando ese licor, y mejor que nunca. Pero los franceses que se afincaron en Curazao y conocieron la elabo- ración del licor de los colonos holandeses, con su refinada cultura gala, se dedicaron a esa clase,de elaboración, logran- do refinar y darle un bouquet más delicado al histórico licor que se conoce por Curacao o Curazao, que lleva el nombre geográfico de la tierra en que se fabrica. Ahora, todavía» en muchas partes de América» se está ha- ciendo ese tipo de crema nacido en la isla de Curazao» en abundancia» imitándolo de una manera tan ^ extraordinaria» que en el sabor, parece al de procedencia legítima. Empero» el lector se sorprendería si supiera, que este li- cor, a pesar de sus condiciones tan exquisitas y tan estimulan- tes, así como los de cuantos otros cordiales conocemos, ca- recen todos del valor para los antiguos alquimistas que vi- vieran en nuestros días» quienes» siendo realmente hombres de gran inteligencia y de una extensa cultura, perseguían» co- mo los brujos de la Arabia, de Alejandría y de la España mo- risca, preparar una especie de licor que encerrase en sí tales cualidades y condiciones tan extraordinarias» que como un elíxir de la vida la eternízase y la pudiera rejuvenecer cons- tantemente» tomando un trago, convirtiendo a los Matusale- nes en Casanovas. y como el Dr. Fausto, se acondicionaran a adueñarse de Margarita», Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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