1964 MANUAL DEL BAR, A.M.B.A. 2° EDICIÓN

y otros diversos productos. No embarcaban chicle, porque éste sólo maslicaban las clases bajas de México y estaban lejanos los tiempos en que se convertiría en el producto que tanto se ha popularizado en Estados Unidos y que tanto ayuda a la conservación de los pisos limpios y las alfombras y tapeles de teatros y bares. La oficialidad y los marineros ingleses bajaban a tie– rra, recorrían el puerto y contemplaban las fortificaciones en ruinas que antaño defendía la población contra los piratas, algunos de los cuales llegaron a ser Almirantes de la Armada de Su Majestad la Reina Virgen. Apagaban la sed a las puertas de las tabernas o en los portales de la plaza principal. En aquella época se beblan vinos, licores y alcoholes sin mezclar. Alguna vez se tomaban lo que se llamaban "clracs" de rhum, aguardientes u otros alcoholes, que eran bebidas compuestas, preparadas en un vaso de vidrio grueso donde lentamente se revolvían los ingre· dientes con una cuchara. No siempre eran cucharas ele metal que pudieran dar mal sabor a la bebida. Se usaban rnmbién cucharas de madera o palillos. Posiblemente la palabra "drac" era una corrupción de Drake, el héroe británico de las aventuras marítimas. En una de esas pintorescas playas del romántico puerto mexicano, sombreado por elegantes palmeras y perfumado por las brisas del mar y el olor de los sándalos y los bosques, el barman que servía empleaba para preparar sus bebidas, en vez de cucharas o palillos las raíces del· gadas, finas, lisas de una planta que allí llamaban, por su forma peculiar, "cola de gallo". Los marinos ingleses, acostumbrados a sus "dracs", al ver al mozo revolver las bebidas con la raíz de marras, para ellos extraño, le pre·

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