1878 Manual del Cafetero by Figuier y Quentin (2nd edition)
aanque radimentales,no carecen deimportancia y han contribuido sin duda al resultado decisivo de que va mos á ocuparnos en este trabajo. En primer lugar es innegable que el deseo de pro porcionarse en verano bebidas y alimentos frescos, ha movido al hombre á buscar los medios para producir el frió artificial, y es natural que esta necesidad ó este deseo partiera d se hiciera sentir más imperiosamente en los climas cálidos. Los romanos, aficionados acérrimos á las n bebidas heladas, construían neveras subterráneas donde con servaban la nieve de los Apeninos. Grandes convojms la trasportaban de noche á Roma en carros cubiertos de paja, y daban decidida preferencia á la nieve reco gida en las montañas del Etna, en Sicilia, pues lós refinados de Roma atribulan unaimportancia supersti ciosa á la nieve recogida no lejos del cráter donde hierven las lavas de los volcanes. La nieve la expen dían en Roma los sacerdotes del templo de Vulcano. Los prelados cristianos heredaron este privilegio de aquellos paganos, y aiin á fines del pasado siglo el obispo de Cátania sacaba sus cuatro mil duros de ren ta de la venta de la nieve que hacia recoger en el Etna, en una parte del monte que formaba parte de sus dominios. El agua de nieve, esto es, el agua procedente de la fusión de la misma, era la bebiba fresca más en boga entre los romanos. Por un gusto que nos parece extra-
Made with FlippingBook - Online magazine maker