1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
tres cuartos de hora el médico, revisaba y anotaba las prue- bas que obtenían los que se dedicaban a registrar el estado de cada uno de esos diez hombres y las distintas variaciones que sufrían. Después de eso, ellos salían al aire libre para realizar unos breves y vigorosos ejercicios. Entonces consi- derábamos que habían ganado ya su desayuno. No se les da- ba antes de éste, para evitar que los efectos que el desayuno pudiera producirles, fuesen atribuidos a cosa distinta. Esto es, necesitábamos que nuestras pruebas o experimentos se realizaran en completo estado de vigilia. Terminado el almuerzo, no podían ir a cazar ni fumar. Había que hacer con ellos todavía, muchas pruebas. Tales como registrar la pulsación, tomarles la presión de la sangre, la respiración y otras cosas más. Y eso no era todo. Todos los días antes de almorzar y comer, había que llenar unos cuestionarios especiales y analíticos que revelaban sesenta y cinco distintos aspectos de sus temperamentos y del resulta- do de su naturaleza. Pues sospechábamos» que muchas cosas anormales que habíamos notado, aún persistían al mediodía y aún al día siguiente. Y esa nuestra sospecha fue confirmada. Tres veces por semana y por las noches» tenían que rea- lizar ciertos trabajos extraordinarios. Después de la última comida, se reunían en la sala, y como a las ocho y treinta de la noche, el médico traía una bandeja con unas copas de licor vacías, y con ellas unos frascos sin etiqueta alguna, re- pletos de whisky. A cada uno de ellos le daba una cantidad marcada. Esa cantidad estaba determinada por dos razones: Primera: por la cantidad que era costumbre que tomara ca- da uno. Segunda: por las consecuencias de las observaciones que habían obtenido el médico y el psicólogo en actos análo- gos. Se dejaba sin embargo tomar a voluntad el whisky, pe- ro sin que éste llegara a ocasionar trastornos. Y se daba el caso, de que algunos, se encontraban satisfechos con cuatro copas; otros, con seis. Y con esos métodos, pudo llegar a sa- berse con exactitud» la cantidad de licor que necesitaba cada uno de ellos» esos días de trabajos extraordinarios. Y secre- tamente y con toda intención» siguiendo el plan propuesto del experimento, se les daba clase distinta de whisky. Los whiskies que se usaban para esos experimentos, eran escogidos entre los .más populares, así como Straight whiskies de diez y ocho meses de envejecimiento y de diez y seis años de elaborados. Se preparaba, también» por medio de una mez- cla, una clase de Whiskies que se obtenían de otros, que el que menos años tenía era de dos. A nosotros no nos importaba el efecto que pudiera pro- ducir el alcohol sobre el hombre: lo que nos interesaba era conocer los efectos que producían o podían producir los otros elementos del whisky» congéneres del alcohol. Los eonoci- ^ 14.1 —
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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