1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

noce. Él creyó que había descubierto un remedio eficaz pa- ra curar la dolencia que tenía postrado a la paterna real ma- jestad. Y se lo díó a beber. De su eficacia no dudamos, aunque nada dice la historia, pero sí sabemos que su crea- ción trascendió por todo el pueblo francés. De allí pasó a Ho- landa, de Holanda, a Inglaterra, y hoy» es popular por todo el mundo entero. Los franceses al conocer los éxitos alcanzados por su Príncipe en la curación del dolor del vientre de su padre, con la composición o mezcla que habían hecho, pronto se dieron cuenta que había descubierto alguna cosa de utilidad. Ellos supieion que esa clase de medicamento o pócima» era agra- dable al paladar» y como bebida» pronto la hicieron popular. Todas las clases sociales la tomaban con gran placer, doliéra- les o no el vientre. Tenía por nombre esa composición o co- tel» en aquellos primeros tiempos» Genievre» que es la palabra francesa con que se designa el enebro o junípero, que da la se- milla o fruta con que se prepaiaba, para darle bouquet, como hemos dicho» a los vinos secos de la región de Anjou. Pronto los prudentes pobladores de la Baja Holanda o Países Bajos» conocieron acuella composición, y agraciándoles su sabor y la calidad de la composición, se dieron en bebería» también, dándole formas nuevas, por la agregación de otros frutos» para darle personalidad propia a lo que ellos fabrica- ban o preparaban» poniéndole por nombre a ese licor o bebi- da Geneva, que es la palabra o el nombre propio que perte- nece, en holandés» ai fruto del enebro o del junípero. Su be- bida o licor, resultaba tanto o mejor que el de los franceses, que habían ti atado de imitar o de superar. Y tal fue su ca- lidad y tal su maña para prepararlo» que llegaron a imponer en todo el mundo» su bebida o licor Geneva, como veremos en las líneas que van a continuación. Los holandeses tenían y tienen diversas colonias en Amé- rica y Asia» tales como las islas de Manhattan, en New York; Curazao» la Cayena Holandesa —en América—; Java y Su- matra —en Asia—. Y a esos territorios exportaron en abundancia, su bebida Geneva, aumentando la producción en gran escala. La Isla de Manhattan, en realidad, fue comprada por ellos a los indios, por dos cajas de su bebida Geneva y algunas otras chucherías» que no valían en su totalidad» en aquellos tiempos más de veinticuatro pesos. Al vei los ingleses la clase de negocios que era ya en aquellos tiempos la Geneva, para los holandeses» lo codiciaron y dijeron: nosotros quisiéramos tener una parte de ese nego- cio» y se dieron a estudiar la fabricación de esa bebida, aña- diéndole alguno de otros frutos. El empeño de los ingleses» _. 151 —

Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009

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