1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
ALCOHOLISMO CRÓNICO Conócese por "alcoholismo crónico", al estado de embria- guez permanente o casi permanente que a menudo vemos en determinados tipos que han perdido el concepto del valor de la vida humana. "El alcoholismo crónico o delirio alcohólico crónico —nos dice el Dr. Víctor Delfino —es una verdadera discrasia tóxi- ca» un envenenamiento gradual que altera profundamente el organismo, deprimiendo las facultades del ser humano, envi- leciéndolo» para arrojarlo tras larga y triste peregrinación por el sendero del vicio, en el limbo tenebroso de la locura» cual nuevo Bellerophon, que errante en los espacios del mundo sacrifica su conciencia en aras de la embriaguez, esa pasión degradante que no pocas veces arma su brazo convulsivo con el hierro de los asesinos* 1 . Estos estados anormales de determinados hombres» efecto del abuso diario del alcohol» así como sus efectos en las generaciones que les suceden, no son de nuestros días, ni siquiera de nuestra civilización» son conocidos desde muy an- tiguo. Diógenes, el cínico» filósofo griego» nacido en Sinope, en 413-323 antes de J. C.» apostrofando a un imbécil con quien tropezara, le repelió así: *Tu padre estaba borracho cuando te concibió su madre". Los griegos» para justificar al feo y deforme Vulcano, que mereció el odio de su madre Juno» la que lo arrojó desde lo alto del Olimpo porque no quería verlo y cayó en Lemnos» donde forjó el casco de Plutón» las armas de Aquíles» el tri- dente de Neptuno, la corona de Ariadna y el cetro de Agame- nón, ¿no dicen que lo generó Júpiter cuando se encontraba embriagado por el néctar que ingiriera? Y Plutarco, ya dijo en su tiempo: "el borracho no en- gendra nada que valga". Más modernamente» el estadista inglés Gladstone profi- rió esta sentencia: "El alcoholismo hace en nuestros días más estragos que las tres plagas históricas: hambre, peste y gue- rra. Diezma más que el hambre y la peste; mata más que la guerra y hace más que matar: deshonra". Los síntomas primarios del "alcoholismo crónico", des- tácanse con temblores en las manos y la incertidumbre de los movimientos del cuerpo en general. Progresivamente, esos mismos temblores, se posesionan de los pies» las piernas y el tronco. Esos estados manifiéstanse de una manera señala- da» por las mañanas, antes de que el alcohólico crónico haya ingerido el primer trago. En cuanto toma su primera dosis de alcohol, esos temblores disminuyen.
Digitis d by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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