1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

"El temblor, —dice el Dr. Víctor Delfino, tomado de Four- nier— es una de las manifestaciones más habituales y preco- ces del alcoholismo. Éstos desaparecen con la supresión de los excesos alcohólicos, pero si se persevera en ellos» no tar- dan en aumentar: las funciones musculares se alteran más y sobreviene la tartamudez» que en un período avanzado de la intoxicación llega a ser casi ininteligible la palabra". Consecuencia lógica de la persistencia en el consumo excesivo de licores, es, que el organismo se debilita de una manera progresiva desde los dedos de la mano al brazo, ha- ciéndose cada vez más torpes todos los movimientos, llegan- do» desde las parálisis locales» hasta la general» por lo común, en todos los ebrios consuetudinarios. "La progresión fatal de estos síntomas —dice el Dr. Víc- tor Delfino en su obra citada— continúa y los accidentes de la parálisis se generalizan» y la lengua» el intestino» la veji- ga y el esófago mismo presentan una alteración más o me- nos considerable de su potencia contráctil. Al principio, los desórdenes musculares guardan relación con las alteraciones funcionales del sistema nervioso» pero más tarde» la paresia es el resultado de la alteración del sistema muscular, cuyas lesiones se caracterizan por la infiltración grasosa de los mús- culos» que se vuelven flácidos y disminuyen de volumen pre- cipitando su atrofia la marcha de la parálisis. En un grado avanzado de la intoxicación, suelen observarse los accesos convulsivos que, seguidos o no de la pérdida del conocimiento» constituyen una forma morbosa del alcoholismo que los auto- res han designado bajo el nombre de epilepsia alcohólica". Los trastornos del sistema nervioso que provienen de la intoxicación constante de cuantos consumen licores sin me- dida ni freno, cotidianamente» impiden dormir al afectado por esos síntomas» sueños largos» y sólo le permiten sueños cor- tos y penosos» seguidos de pesadillas que le llenan de terror» que lo dejan rendido y extenuado» sin ánimo ni fuerzas para moverse. "La sensibilidad —nos da a conocer el Dr. Víctor Delfi- no— es alterada por hormigueos que incómodos al principio y localizados en las extremidades, aumentan en intensidad y mantienen al paciente en un estado de agitación y de angus- tia general. . . La visión es» de entre los trastornos de los sentidos, la que experimenta las más peregrinas perversiones: cisiones ígneas de todo género» resplandores fantasmales, etc.» etc. Más tarde estas alteraciones se hacen permanentes: la pupila se dilata y pierde su sensibilidad; los objetos tiem- blan delante de los ojos y parecen cubiertos por una nube; la lectura es entonces imposible**. Es, también, el alcoholismo crónico» generador de lo que los clínicos califican de delirio agudo o "delirium tremens", que se manifiesta con un malestar indefinido de abatimiento — 221 —

Digitis d by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009

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