1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
piérdese en la obscuridad de la historia» como demostramos en el presente libro. El alcohol es tan elemental al hombre» que para subsistir ha tenido que crearlo. No surgieron las bebidas espirituosas de la nada, por capricho de éste o del otro hombre. Creáron- se esas bebidas» porque la vida del hombre así lo ha exigido de una manera imperativa, como ha exigido tantas otras co- sas de que dispone para su propio progreso y bienestar. Todo abuso genera trastornos, daña la vida del hombre. El organismo humano es una máquina tan delicada y com- plicada, que cualquier exceso, le daña y trastorna de una ma- nera inmiseríeorde. La comida excesiva, la holgaza desmedi- da, el trabajo exagerado, el ejercicio inmoderado» dañan nues- tra vida y atentan nuestra salud» siempre. Ayer» hoy, maña- na. El consumo excesivo y persistente» de los vinos y los li- cores, no puede ser menos. La mejor medicina» aplicada para ésta o la otra dolen- cia, que sabemos que nos hace bien y nos restaura la salud perdida, si abusamos de su consumo, destruye nuestra salud y aniquila nuestra vida» como si ingiriésemos vinos y licores sin medida» como si trabajáramos jornadas excesivas y aniqui- ladoras» como si comiéramos constantemente y de una mane- ra exagerada, como si realizásemos ejercicios inmoderados que relajasen nuestros músculos. Ni más ni menos» ni menos ni más. Todas esas tragedias que genera el abuso inmoderado del consumo de vinos y licores que hemos visto descriptas en las páginas precedentes» dedicadas al estudio del alcoholismo agudo y del alcoholismo crónico» se evitarían» no persiguien- do el consumo de los vinos y los licores; no cerrando los ba- res» las cantinas y tabernas; no encarcelando a los borrachos; no prohibiendo la fabricación de los vinos y los licores» sino haciendo más humano el trabajo del obrero» pagándole mejo- res salarios, ilustrándolo y haciéndolo más culto. Porque en verdad de verdad, las víctimas del alcoholismo agudo y cró- nico que hemos conocido en las páginas anteriores, no son de las clases ricas y pudientes, sino de la clase obrera» que li- braban ayer y libran aún hoy» jornadas excesivas» y esos obre- ros así victimados» buscando un estimulante que restaurara y estimulase las fuerzas perdidas en el agotador trabajo» be- bían y beben, algunos todavía hoy» sin tasa ni medida» hasta llegar a esos estados deplorables; que no disfrutando de suel- dos con que sostener un hogar limpio, cómodo y agradable, iban y van en algunos pueblos todavía hoy, a pasar las horas de asueto y de descanso, a los bares, cantinas y tabernas, en donde olvidan, entre charla y sorbo con sus camaradas» sin comprender el daño que reciben» su miseria, su hambre y sed de justicia, su dolor de esclavos; que careciendo de cultura,
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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