1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
dos» trapereforos, címbalos» aves sobre unas viñas» la cesta mística y esfinges. Otra copa muy celebrada» e^ la conocida por el nombre de Copa del rey de Ñapóles. Conócense varias versiones so- bre los motivos que representa. Pero la versión más razona- ble se considera la de Visconti. Este investigador ve en di- cho vaso a Isis, Horo, al Nilo y a las Ninfas sus hijas. La copa conocida con el nombre de crátera» usábase en Grecia para mezclar en la mesa el vino con el agua y de don- de se tomaba después para llenar las copas de los convida- dos. Herodoto habla de una crátera de bronce con capacidad para 300 ánforas. Ateneo dice que era un honor muy grande tener vasos para beber. Aquiles tenía un bellísimo vaso con el que sólo él bebía y que empleaba para hacer libaciones en loor de Jú- piter. Usábanse, también para beber, copas de bronce y de arcilla. Ateneo da a conocer que en las diversas ciudades de la Grecia se bebía de distinta manera. Los lacedemonios de Tia- sa y Kíos, bebían el vino en grandes copas que pasaban de mano en mano hacia la derecha. Lo mismo hacían los de Ática» pero con copas pequeñas. Los de Tesalia, usaban co- pas grandes y las pasaban a quien querían. A pesar de que los griegos eran muy adictos a la bebida, sus sabios aconsejaban que se tomaran tres copas solamente durante las comidas. Una» por la salud; otra, para ponerse de buen humor; la otra, para predisponerse al sueño. Al principio de la comida, los griegos bebían siempre una copa en honor de Baco, como un homenaje al inventor del vino, a quien invocaban para que ningún accidente perturba- se a los comensales. Era costumbre de los griegos mezclar el vino con el agua, en proporciones diversas. En la edad media, siguiendo la costumbre de la antigüe- dad, usaban copas de oro, de plata, de piedras duras, de es- taño y de madera. Los vasos empleados para los banquetes eran de formas diversas, pero la copa propiamente dicha, era un vaso con tapadera y montado sobre un pie. Las copas con tapadera, las usaban los personajes distinguidos, según nos dan a conocer los investigadores. Los monjes en los monas- terios, bebían en tazas de madera, especie de escudillas. Las copas cubiertas de los reyes y aristócratas, estaban adorna- das con bellos esmaltes. Usábanse, también, copas de cristal. La crónica del Monje de Silos, da a conocer que estando el rey Fernando de Castilla, en el Monasterio de Sahagún, co- miendo con los monjes, el abad, después de bendecir el vino en las ánforas, hizo presentar una copa de él al rey. Éste» 041 _ Di itised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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