1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
to en el agua y por otra, a la disposición regular de las molé- culas que dejan entre sí intersticios cuyo volumen aumen- ta al líquido y disminuye la densidad del hielo. Por lo demás» cualquiera que sea la causa de esa expansión» su energía es tal que apenas hay obstáculo que no venza cuando está soli- dificada por un frío intenso. Así que en el invierno las vasi- jas más gruesas se rompen cuando acaba de helarse el agua que contienen". El hielo» a pesar de su dureza se evapora al aire libre. Y es susceptible» como el agua, de refractar la luz y el calor. Marsotte logró con esa sustancia un lente, con cuyo auxilio pudo concentrar los rayos del sol hasta el extremo de encen- der la pólvora colocada en el foco. Achard» de Berlín, asegu- ró que por el frotamiento se convertía en eléctrico un pedazo de hielo, de suerte que con el enfriamiento se destruye la fa- cultad conductora de uno de los cuerpos que en condiciones ordinarias posee esta propiedad en el más alto grado. "Los físicos han discutido mucho tiempo —dice don Ni- colás María Serrano— acerca del modo de formarse el hielo en los ríos, y mientras unos opinaban que primero se congela- ba el agua en la supeifieie» otros sostenían que la congela- ción principiaba por el líquido que ocupa el fondo. De una y otra parte se citaban observaciones y experimentos favorables a cada opinión respectiva; pero hoy parece demostrado» que salvas algunas excepciones dependientes de circunstancias es- peciales» la capa de agua exterior» es la primera que se hiela» puesto que, disminuyendo la densidad del agua a manera que su temperatura descienda de 4 o a 0 o » las partes más frías se elevan a la superficie para congelarse allí". EL PRIMERO DE TODOS LOS CANTINEROS Cuenta la leyenda» que Hebe, diosa de la juventud» hija de Júpiter y de Juno, dioses de la mitología griega» era la en- cargada de escanciar, por mandato de su padre, —Júpiter— a los dioses del Olimpo» el néctar y la ambrosía con que celen- braba n sus fiestas y orgías las deidades paganas. Pero parece que a Júpiter, dios todopoderoso» no le pare- ció del todo apropiado para una doncella» el servicio de los néctares y las ambrosías» aunque fuene a Ion propios dioses. Y dióse a* buscar por el mundo de aquellos tiempos» a la per- sona» que según su leal saber y entender, pudiera llenar o sa- tisfacer tan elevadas necesidades sociales olímpicas. Efectivamente, después de vagar por todo el mundo an- tiguo, por espacio de algún tiempo, topó en la ciudad de Tro- ya, famosa por muchos conceptos» lo que tanto ansiaba. Un joven piíncipe troyano, bello y hermoso cual ningún otro, fue
Digitised by Jared M Brow & Anistatia Miller, 2009
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