1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
taeión. La más conveniente» por regla general es la del Nor- te. La de Levante, tiene sus contras en los países donde suele helar en la madrugada de primavera; la del Mediodía» es generalmente muy ardorosa durante el Estío; y la del Po- niente, es la más desfavorable, porque reseca y quema la planta. En las regiones meridionales es preferible el Levan- te» y en las boreales, el Mediodía. Estas reglas generales tie- nen sus excepciones» pues los viñedos situados en el Noroeste y aún al Norte, que se preservan de las desastrosas heladas de la Primavera, producen vinos de buena calidad y de de- licado sabor' 1 . La vid acomódase a toda clase de terrenos en que no ha- ya aguas estancadas y recogidas; pero prefiere terreno seco» ligero y arenisco. Cultívase en terrenos cubiertos de gruesas piedras rodadas, como se ve que ocurre en muchos lugares de Castilla y Andalucía, y se da asimismo en medio de gui- jarros de naturaleza calcárea sobre los picos más elevados de una montaña expuesta al Norte y Oeste, como en la confluen- cia del Bodrog con el Thibrique» al frente de los montes Kár- pathos. También hay tierras crasas, sin piedra alguna, que dan muy buen vino como el Bellai, en el Departamento fran- cés de Maine y Loire. "Los terrenos calcáreos —dice el referido don Nicolás Ma- ría Serrano— y principalmente los de formación cretácea, en que se hallan depósitos de arcillas liguitosas o plásticas, dan magníficas vides, cuyo licor tiene más finura, más ligereza y mejor gusto; es verdad que en ellas crecen aquellas plantas muy despacio, pero una vez arraigadas, se mantienen con ven- taja. Cuanto más calcáreo, más árido» más seco y más lige- ro es un terreno, y cuanto más repele toda clase de cultivo, mejor vid produce 11 . Ocurre a veces, que en determinados terrenos de admira- bles viñedos, se encuentran, al lado de los mejores vinos, otros malísimos. Esas diferencias se producen por la natu- raleza o la disposición de las tierras en que están, cuyas ca- pas no profundizan bien la labor que allí se hace, y más hon- da esa labor, ocasionaría mayores gastos» por lo regular» inútiles. Los terrenos en que la capa de tierra cultivada sea poco gruesa y tenga por fondo roca o arcilla, que no penetren las raíces, son dañinos a la vid. En esos casos se necesita abrir- les agujeros de trecho en trecho, con una barra o barrena grande» para que» penetrando en ellos las raíces, encuentren el grado de humedad necesario a su vegetación durante los calores del Estío y las épocas de sequía. Y dice don Nicolás María Serrano: "Aunque el sol y el clima no pueden cambiar los caracteres botánicos de las ce- pas, el sabor y la calidad de su mosto dependen de las cir-
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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