1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
Coctel» por lo tanto, vino a ser el cock-tail que todos co- nocemos. Ahí lo tiene. Existen pruebas sobre la verdad incontrovertible de esta historia —dice el escritor norteamericano de quien tomamos y traducimos esta versión— aunque ningún documente escrito lo puede probar de una manera absoluta. Tercera versión Bañado por las aguas del Golfo de México —dice Lucas de Palacio— en una pintoresca península de Yucatán, se en- cuentra el histórico Puerto de Campeche» que en un tiempo viera nacer a los marinos más intrépidos de América y a los más hábiles constructores de embarcaciones. Hace muchos años llegaban a ese puerto tropical, majes- tuosos veleros ingleses a cargar caoba y otras maderas pre- ciosas; Palo del Brasil, Palo de Campeche y diversos productos. No embarcaban chicle, porque éste solamente las clases bajas de México lo mascaban y estaban lejos los tiempos en que se convertiría en el producto que tanto se ha populariza- do en los Estados Unidos de Norteamérica» y que tanto ayu- da a la conservación de los pisos limpios y de las alfombras y tapetes de los teatros y hoteles. La oficialidad y los marinos ingleses bajaban a tierra» re- corrían el puerto y contemplaban las fortificaciones en ruinas que antaño defendieran la población contra los piratas» algu- nos de los cuales llegaron a ser almirantes de la Armada de Fu Majestad la Reina Virgen. Apagaban su sed a las puer- tas de las tabernas o en los portales de la plaza principal. En aquella época se bebían vinos, licores y alcoholes sin mezcla. Algunas veces se tomaba lo que llamaban "Dracs", en catalán, de ron u otro alcohol» que eran bebidas compues- tas, preparadas en un vaso de vidrio grueso donde lentamen- te se revolvían los ingredientes con una cuchara. No siem- pre eran cucharas de metal que pudieran dar mal sabor a la bebida. Se usaban también cucharas de madera o palillos. Probablemente la palabra Drac era una corrupción de Drake, el héroe británico de aventuras marinas. En una de esas tabernas del pintoresco puerto mexicano, sombreado por elegantes palmeras y perfumado por la brisa del mar y por los olores del sándalo de los bosques cercanos, el mozo que servía, empleaba para preparar sus bebidas, en vez de cucharas o palillos, las raíces delgadas, finas, lisas, de una planta que allí llamaban por su forma peculiar, cola de gallo» o sea, en inglés, cock-tail, y pronto entre los marinos ingleses que tocaban Campeche» se generalizó la palabra con que bautizaron las bebidas de ese puerto revueltas con la fa- mosa raíz y nadie volvió a pedir Dracs t sino cock-tails.
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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