1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

"Chatham* 1 y en la Cantina de "Henry" y una docena o más de otros lugares, habían aprendido a hacer con exactitud los "Martini" y los "Oíd Fashion", y los servían con gran idonei- dad. Ése ha sido el motivo de que a muchos norteamericanos les agradara más París que Londres y por esa razón, perma- necieran más tiempo en esa ciudad que en la otra. Desde luego» en los Bares de los hoteles de Londres» fre- cuentados por norteamericanos, se servían con liberalidad unos titulados cocteles que preparaban mujeres cantineras. Los viajeros norteamericanos, aunque se rebelaban contra el té y el whisky de Escocia, sentían la necesidad de tomar algo en ese clima y aceptaban, aunque con desagrado, aquellas clases de mixturas que preparaban» para halagarlos» las Cantineras inglesas, que no tenían nada parecido a lo que en sí eran los cocteles que pedían. Los Cantineros y las Cantineras ingleses parece que encontraban tantas dificultades en preparar las be- bidas norteamericanas, como sus músicos en interpretar la mú- sica importada de ese mismo país. S'in embargo, ante la nece- sidad de atraerse el turismo norteamericano, por los hotele- ros londinenses fueron llevados de Norteamérica algunos Jazz Bands y éstos se conquistaron al público todo de Lon- dres» en poco tiempo. Hasta el verano de 1920, según pudo comprobar perso- nalmente el autor de este trabajo, no se conoció en toda In- glaterra, un auténtico, un genuino Cantinero. Estando yo en Londres, en ese tiempo» vi anunciar por el administrador de uno de los hoteles de primera clase de esa ciudad cosmopo- lita» la trascendente adquisición de un Cantinero verdadero» que aunque no era norteamericano, sino inglés» había apren- dido en Norteamérica el arte de la coctelería. Yo conocí al que se había comisionado para encontrar en New York, a un experto coctelero, para llevarlo para el citado hotel de Lon- dres. Y se dio la circunstancia de que al ser presentado a los clientes del hotel, el mismo, me encontrase yo también, y fue- se uno de los primeros que tomaron un coctel preparado por el tal Cantinero en tierra inglesa. En el lejano Oriente, la Armada Americana, leal a la tradición de su patria, hizo lo que coi respondía por extender el evangelio del coctel por tierras tan extrañas. Se sabe que hasta la guerra hispanoamericana y hasta la güera de los Boeres» no se conoció por esas tierras, el coctel Con la cap- tura de la flota española en la Bahía de Manila por el almi- rante Dewey y durante la rebelión de los boeres, se afincaron» en los principales puertos filipinos y chinos» marinos y solda- dos norteamericanos. Para darles el debido servicio y la aten- ción requerida» se montaron» poco después» por todo el Orien- te y hasta en Europa» los "American Bar' 1 . Y todo viajero americano que recorre el mundo» sabe hoy que encuentra un

Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009

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