1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

cación, y, ya ahí, ellos mismos se sentaban juntos» como bue- nos amigos, a charlar y a beber, mientras el Cantinero con- tinuaba en su trabajo. Con esta táctica ha logrado hacer muy buenos amigos y hasta matrimonios felices» que siempre se sintieron agradecidos de quien tales oportunidades les ha- bía buscado. Y esas cosas no las logró con el ánimo de con- seguirlas, sino con el propósito de servir como Cantinero al cliente, distraerle de sus preocupaciones y servir a la casa en que está empleado. El Cantinero debe siempre animar al cliente con sus char- las, si él es gustoso de ellas, porque eso significa aumentar la venta y retenerlo para que consumo más. Un Cantinero jamás debe presentar un cliente a otro. Los clientes, sin ser presentados, gustan charlar unos con otros y les desagrada que los presente formalmente un Cantinero, porque en reali- dad no lo consideran su igual. Le satisface al cliente, tratar con un Cantineio alegre, sonriente, jovial, inteligente, servi- cial; pero que éste jamás pase de su función; que se dé cuen- ta que él es el Cantinero y que el cliente es el cliente siem- pre. El Cantinero debe guardar el respeto debido a su pro- fesión. Aún los norteamericanos, que son más democráticos que los europeos» no tolerarían ninguna frescura ni atrevimien- to del Cantinero. Los licores producen siempre, tres efectos en los que los consumen; a unos, los menos, les produce depresión, porque les provoca rememoraciones de afecciones sufridas; fas perso- nas normales se convierten en afectivas o beligerantes; sin dificultad pasan de un estado a otro; a otros, les da por can- ta:, bailar y reírse, gozar de la vida que viven, sin preocu- paciones de lo que les rodea. Las plagas de las Cantinas, son los que al descuido de los que están tomando cualquier licor o bebida, sin decir ós- toles ni móstoles, se toman lo que está servido. Esto crea siempre graves conflictos en las Cantinas. Los Cantineros tienen muchos problemas graves que re- solver en las Cantinas. Sobre ellos podrían escribirse varios libros. Uno de los más graves es el crédito. Y no hay ma- nera de evitarlo, porque no se puede solicitar al cliente el pa- go adelantado de lo que va a consumir. Si el cliente des- pués de consumir la bebida o el licor solicitado, haciendo ademán de sacar dinero del bolsillo, dice que se le ha extra- viado la cartera o que se le ha olvidado en casa y por eso no puede pagar» no le puede desmentir ni menos discutir con él si puede pagar o no, o si hizo eso conscientemente, con el ánimo de perjudicarlo. Muchos clientes a quienes se les ha fiado y sin embargo son bien intencionados, abandonan la ciudad inesperadamen- te por cualquier circunstancia» sin arreglar sus cuentas. Es- ^_ 287 —

Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009

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