1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

riamente la utilidad; grupos esos dos a los que da el nombre que sigue: Artes Útiles y Bellas Artes, respectivamente. Ese mismo autor, en la propia Enciclopedia» sostiene que la subdivisión de las artes útiles en científicas y mecánicas, obedece a un sentimiento de la vanidad, ya que» el abogado, el médico y el ingeniero» son hombres de ciencia sólo» cuando dedican su talento, únicamente al descubrimiento de la ver- dad» el jurisconsulto; el médico, como anatómico o químico; y, como matemático, el ingeniero. El trabajo de la Cantina o del Cantinero, según las defi- niciones que hemos dado a conocer, es un arte en todas sus manifestaciones, apliquémoslo a cualquiera de las definicio- nes que hemos expuesto. Pero si examinamos detenidamente esas definiciones, lle- gamos por un camino trillado y seguro, sin perdernos» a la conclusión de que el trabajo del Cantinero en el Bar» no sólo es un arte, sino que corresponde a la clasificación de las Be- llas Artes. Si nos atenemos a la clasificación que hace del arte, el autor que lo define en la "Enciclopedia Hispano-Americana", cuando llega a dividirlo en dos grupos, indudablemente» el trabajo del Bar, que no tiene por fin la utilidad, sino la be- lleza, cae de lleno en el grupo de las Bellas Artes; otro tan- to podemos decir cuando lo define en los tres grupos. Y si seguimos retrocediendo hacia atrás en el mismo examen, en todas las definiciones expuestas» no encontraremos más que la definición de que, la labor del Cantinero en la Cantina, co- rresponde a la clasificación de las Bellas Artes, aunque sólo estén incluidas en estas artes, la pintura, la escultura, la ar- quitectura y la música. Empecemos por examinar el fin social de los vinos y los licores. El que descubrió, por cualquier circunstancia de la vida, la consecución del primer líquido fermentado, no perseguía ningún fin de utilidad personal ni social; descubrió ese líquido al acaso» por casualidad, sin intención de ninguna clase. Por tanto» no le inspiraba ningún interés personal ni artístico. Pero» cuando probó ese líquido fermentado» más o menos fuer- te, mejor o peor filtrado» con más o menos graduación alco- hólica» sintió una nueva emoción, un nuevo placer en los sen- tidos del gusto» del olfato y de la vista, al probarlo. Hasta entonces el hombre no conocía en los líquidos, más que el agua: sucia o limpia» inodora e incolora. Empero, en cuanto probó el primer líquido fermentado, no sólo descubrió en él un nuevo sabor, un nuevo olor y un nue- vo color, sino gran número de emociones estéticas y físicas nuevas.

Digitised by Jared M Brown & A istatia Miller, 2009

_ 296 —

Made with FlippingBook - professional solution for displaying marketing and sales documents online