1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
y así» cómo no, hasta los que curan los resfriados y hasta nu- merosas otras enfermedades. Mucho podríamos decir sobre estos particulares; pero no es ésta la oportunidad. Destaquemos, entre otros muchos que no queremos re- cordar» para no cansarles, a aquel gran Maestro del Bar, ar- tista entre los artistas» Jerry Thomas, Cantinero del Hotel "Metropolitan" de New York", creador de muchos cocteles, y entre ellos, del famosísimo "Blue Blazer" —Llama Azul en nuestro idioma—, que batiéndolo y mezclándolo» de una coctele- ra a otra coctelera, extendidos los brazos y volando por el ai- re, pasaba el licor ardiendo y formando una llama azul, como su propio nombre dice» que tal parecían llamas eléctricas lan- zadas por alguna fuerza extraña. He aquí, no ya un trabajo artístico» creado para recrear la vista, que a diario presenciaban embobados cientos de clien- tes que lo iban a tomar» tan sólo por recrearse viéndolo pre- parar» inventado en los finales del pasado siglo» sino para cu- rar, también, entre tantos otros» los lesfriados. Y así» todos los cocteles que no fueron hechos al Lun tun ni a tontas ni a locas» que adquirieron fama y ruedan por el mundo pregonan- do el arte de sus autores. Muchos cocteles» como el "Mint Julep", entre muchos cientos» que no tienen funciones terapéuticas exclusivas, son verdaderas obras de arte, que van a despertar en el cliente consumidor, toda clase de emociones es.e^ca^» que llenan da placeres gratos al mismo tiempo» a los ojos» al paladar y al olfato. Hacer cocteles» saber cómo se hacen y pa.a ca¿ se hacen, es todo un arte difícil e intrincado. El cantinero, cuando crea una receta coctelera, no mira sólo los fines más o menos terapéuticos que pueda tener el coctel, con la conjunción de unos y otros licores» siropes y amargos» jugos de frutas y frutas adornándolos» sino persigue la consecución de nuevos aromas y colores, como el p'n.cr con los colores de su paleta trata de imitar y hasta de superar los colores del paisaje que quiere recoger en sus cuadros. No es pintor todo el que quiere; es necesario saber com- binar los colores y sacar de los mismos mezclándolos, otros nuevos, creados por la imaginación del artista» para hacer las imágenes que conciba. Asimismo no es cantinero todo el que lo desee; es indis- pensable conocer la composición de todos los vinos y lico- res, de los amargos» de las frutas» la graduación alcohólica de unos y otros, sus aromas, su peso específico, para después» mezclando unos y otros» conseguir en medidas y proporcio- nes apropiadas, nuevos aromas que no sólo deleiten el sen- tido del gusto, sino que produzcan arrobamiento y emociones artísticas íntimas que llenen de placer el espíritu humano.
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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