1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
Las condiciones naturales de esta región de gran sequía —de aquí le viene el nombre» ya que los árabes le daban el nombre de Manxa» tierra seeana—» la hacen muy propicia al cultivo de la vid, favoreciendo los fuertes calores de la región, la 4 madurez del fruto. Tratándose de terrenos tan áridos y se- cos, es difícil que pudieran dedicarse a otra clase de cultivo, y de ahí que, desde los tiempos más remotos, parte de los campos manchegos se vieran cubiertos de viñedos que cons- tituían la principal fuente de riqueza de los habitantes de esa región. Pero a fines del siglo pasado fue cuando esa zona, con ese cultivo, adquirió las proporciones que le dieron el lu- gar prominente que hoy goza en la economía española. El desarrollo del cultivo de la vid» en La Mancha, se debe a que la filoxera, arrasó, en ese tiempo» los viñedos franceses, y ne- cesitando los cosecheros de vinos del país galo, atender las demandas de sus clientes, al conocer las cualidades de los vi- nos manchegos» compraban la producción de esa región para elaborar con ellos las mejores marcas de vinos franceses. A consecuencia de eso» viendo que los cosecheros fran- ceses estimaban en todo lo que valían los vinos manchegos, pues que los adquirían para la preparación de los suyos, ya acreditados en todos los mercados del mundo, los cosecheros diéronse a cultivar industrialmente sus vinos» montando gran- des bodegas y creando marcas propias. En nuestros días po- demos asegurar que La Mancha» ha llegado a ser una de las regiones vitivinícolas más importantes de España. Los tipos de vid característicos de esa comarca, son el Airen» uva blanca» y el Cencibel» negra. Se cultivan también el Bobal» en la provincia de Cuencia y las variedades alicanti- nas Monastrel y Tmtoreta en los pueblos manchegos cerca- nos a esa provincia. En cuanto a la uva de parra, la más ex- tendida es la que pertenece al tipo Jaén» uva grande» de holle- jo duro» que los habitantes de la región cuelgan de sus desva- nes para poderla consumir en invierno. Los vinos manchegos son generalmente vinos de pasto o de batalla, no presentándose más que pocas veces como vinos de mesa. Se obtienen dos tipos de vinos: blancos y tintos; ambos de poca acidez, de una graduación media —13 9 los blan- cos y 14 9 ó 15 9 , los tintos— caracterizándose los primeros» por su color pálido obtenido al fermentar en virgen, es «decir» só- lo el caldo» sin la madre u hollejo, y por ser neutro de gusto» lo que le hace apto para el coupage. El tinto es generalmente de poco color. Los vinos manchegos que llegaron a adquirir un nombre destacado» son los llamados de Valdepeñas. Ya en el siglo XVI, se encuentran citas del Aloque de Valdespeñas» que es el antiguo clarete» de un color casi rosado.
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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