1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

La mayoría de estos vinos son exportados a Suramériea, a la Europa Central y a Francia. En Francia se usan» por su gran cuerpo, para el coupage.

HISTORIA DE LOS" VINOS DE JEREZ

Cultívase la vid en Andalucía» desde tiempo inmemorial. Sábese que ya la conocieron los tartesios, y según testimonia Avíeno (501 años antes de J, C.) ya se cultivaba la vid a lo largo de la costa oriental de Andalucía. Considérase a los comerciantes fóceos, como los introductores de la vid en esa región hispánica. "Sábese» asimismo —dice un publicista re- nombrado— que las uvas de Nebrissa, cuyo nombre se deri- va de Nebris de los sátiros (Silio, III» 393) corresponde a los actuales de la región jerezana. Una inscripción coetánea ("Corpus Inscription Latinarum, II, 2,092'*) nos habla de plan- taciones de cepas de uva que producía un vino ardiente y muy hecho, a la que llama Plinio (XIV, 30) cocobis, que se ha identificado, por todos sus caracteres, con la actual uva an- daluza. En una ánfora del año 31, antes de J. C.» se lee Ví- num Gaditanum ("Bul. Com. 1879» 48"), y como hay que pen- sar que el nombre lo recibiese del puerto donde se embarca- ba —como hoy pasa con el Oporto» Burdeos, etc.,— puede traducirse con toda exactitud, por "Vino de Jerez 11 ; Plinio, Marcial, Columela y otros escritores romanos» nos dan tam- bién abundantes citas de la fama que los vinos gaditanos ad- quirieron en las mesas de los emperadores y patricios roma- nos» figurando al lado de los más exquisitos vinos de Grecia, Italia y Sicilia". "De entonces —dice el mismo escritor— data la fama del vino de Jerez, que ha sabido mantenerse a través de todos los tiempos y de todas las edades. Incluso durante el largo pe- ríodo de la dominación musulmana» no cesó la elaboración de sus vinos, teniendo abundantes alusiones a ellos en los poetas árabes de los siglos X al XII y como lo comprueba que en el año 966» ante las crecientes quejas de las faquíes y de los musulmanes ortodoxos» ordenase el califa al Haken II que se arrancasen las viñas de Jerez para el más exacto cumplimien- to del precepto orgánico. No debió cumplirse con todo rigor ia orden califal, porque, poco más tarde, durante el período de los reinos de Taifas» los banu Abbad, de Sevilla cantan con elogio los vinos de Jerez y la poesía báquica adquiere su má- xima extensión. Los historiadores árabes hablan además del "Zebibi de Sevilla", vino dulce muy estimado que» a pesar de su nombre» se obtenía principalmente en Jerez. "Tan intactas debieion encontrar las viñas jerezanas los españoles que reconquistaron la ciudad —dice el propio autor— que se dice que uno de estos caballeros» llamado Die- go de Vargas, que cultivaba personalmente sus viñedos como

Digitised by Jared M Brown & Anista ia Miller, 2009

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