1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)

nay, Tours de Mame, Tauxieres y Bouzy. Frente al Este se contemplan las viñas de Ambonnay, Trépail y Villiers-Marme- ry, y frente al Nordeste se encuentran las viñas de Verzy, Ver- zenay, Mailly, Ludes» Chigny, Rilly-en-Montagne, Yillers-Alle- rand, Chamery» Eeueil» Sacy y Villedomange. En la vertiente de las colinas de Epernay, frente al Nor- deste y paralelas al curso del Marne, se hallan las viñas de Boursalut» de Vauciennes y de Epernay- Y frente al Este, las de Chouilly, Pierry, Saint-Martin d*Alois» Moussy, Vinay y Monthelon. Sobre el flanco de los ribazos de Avize, a continuación de los de Epernay» se ven los viñedos de Cramant, Avize, Oger, le Mesnil sur Oger, todos célebres por sus finos vinos de blan- cas uvas» y por último» los viñedos de Vertus. La vid que se cultiva en toda esa comarca de la Champag- ne descripta» fue importada por los colonizadores romanos por el siglo III de nuestra era» como se dice. La historia del Imperio Romano, nos da a conocer, que sus gobernantes» celosos de los buenos vinos galos» decretaron la destrucción de los famosos viñedos de Reims, ordenando sembrar en su lugar granos diversos. Doscientos años des- pués de este suceso extraordinario» los mismos soldados del gran Imperio Romano, replantaron los viñedos en toda esa región. El desarrollo y crecimiento de los viñedos de la Champag- ne» se debió a las órdenes religiosas avecindadas en esas zo- nas, que vieron enseguida en la elaboración y el consumo del vino» una fuente de progreso y bienestar. Bajo la protección de los conventos y abadías, radicadas por toda la provincia de la Champagne, crecieron en nombradía y prosperaron» los vi- ñedos de los territorios referidos. San Remigio, célebre arzobispo de Reims o Rheims —que de las dos maneras se escribe— por el año 530» mencionaba ya en su testamento» los viñedos de las colinas de la Cham- pagne» y se sabe que el Papa Urbano II» oriundo de esa zona» le gustaba mucho el vino de Ay» hasta el extremo, se refie- re, que no podía comer sin él. Alrededor del siglo XIV, la plantación de la vid, alcanzó grande extensión. Y desde ese tiempo» como una distinción y delicado presente» ofrecíase a los reyes de Francia que iban a consagrarse a Reims» vino de Champagne. De ahí partió el crédito y la nombradía de esos vinos es- pumosos franceses. Los reyes y los aristócratas» las abadías y los monasterios, diéronse en guardar como un gran teso- ro, en sus bodegas» para consumirlos los días de grandes fiestas, los vinos fabricados en la Champagne.

Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009

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