1948 El Arte del Cantinero (Mixellany)
MéndoJe asegurado que es un vino añejo. Estas cosas les demostrarán a esas personas, cómo pueden ser los corchos nuevos, ser marcas de gran crédito y estar añejados los vinos que se han servido. LAS MÁS DESTACADAS AÑADAS DEL VINO DE CHAMPAÑA Las más destacadas añadas del vino de Champaña, que se cotizan en los mercados deí mundo, durante los últimos cin- cuenta años, son las que siguen: 1874, 1884, 1889, 1893, 1900, 1904, 1906, 1911, 1913, 1919, 1920 y 1921. CUÁNDO Y CÓMO PUEDE BEBERSE EL CHAMPAÑA Los grandes vinos, como el Champaña, pueden tomarse a no importa qué hora de la noche y del día, sólo o con cual- quier otro alimento» aunque, eso sí» con la condición de saber escogerlo. Hay que desechar esa vieja calumnia que afirma que el Champaña es un vino especial, clasificado como fuera de se- rie y que no puede beberse más que en contadas ocasiones. Debemos rechazar esas ideas y no limitar su consumo sola- mente a los días de Navidad. Es verdad que su presencia, el ruido de su descorcha- miento, su espuma, provocan una idea de fiesta y alegría; pero no por eso deja de ser un vino saludable que se presta para otras ocasiones, además de los banquetes y de las fies- tas señaladas. No debe de haber, tiempo ni lugar, para el Champaña; puede tomarse al despertar, para limpiarse el mal sabor que queda en la boca, como aperitivo en las comidas y no sólo como apoteosis final. Puede saborearse en la me- rienda, en la cena, en una reunión de amigos, en una recep- ción para dar un cachet de elegancia a la misma; en las lar- gas esperas para matar el aburrimiento; en los momentos de la soledad y tristeza que suele cambiar rápidamente en opti- mismo; en fin, en todas las ocasiones no hay mejor sustituto que el Champaña. Si se toma solo el Champaña, puede esco- gerse el brut o dulce» según los gustos; pero como aperitivo y para apagar la sed. no se toma el dulce, porque el azúcar no es indicado en esos dos casos. Cuando se reúnen varios amigos para beber una botella, debe preferirse el extraseco, que no deja al despertar esa pastosidad en la lengua ni produce tampoco dolores de cabeza. Menos con las meriendas y los postres —cuando llevan frutas, cakes o entremeses azucarados— tómese siempre el semiseco, el seco o el extraseco.
Digitised by Jared M Brown & Anistatia Miller, 2009
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