1949 El Bar Evolucion y Arte del Cocktail by J Sanfeliu Brucart

252 y• SANFELIU tornos, para que, con las apariencias de licor, brindara ante todos por la salud de su ilustrísima. ¿La gracia?: en la cara de desencanto de nuestro frai lecillo cuando se encontrara chasqueado al poner sus labios en la copa. El buen hermanito se dejó servir, lleno de ilusión, y sin tocar la copa rogó a su ilustrísima que bendijera el recipiente con el que había de brindar por su dilatado y fehz episcopado. Su ilustrísima dudó; las señoras le rogaron que lo hiciera; accedió, y cuando lo hubo realizado, el frailecillo modesto, pero seguro de sí mismo, llamó al sommelier y le dijo con firmeza: «Lleve esta copa a la iglesia, por que allí es el sitio del agua bendita..., y sírvame de aquella otra botella.» La broma se tomó contra los bromistas, porque el buen fraüuco, sin presunción, entendía, desde lejos, de bebidas. Y no debemos continuar, porque el número de anécdotas es infinito, para demostrar que el buen bebe dor, como el buen lector, no se logra sino a fuerza de conocimiento y de lectura. Para aconsejar un hbro hay que haberlo leído y cono cer la medida y capacidad de la persona a quien se aconseja. Y, en definitiva, no puede ser despreciada la bebida, cuando en su manifestación más corriente, el vino, fué elegida por el Dios Hombre como representación simbó- hca de su preciosísima Sangre. Los hombres,que todo lo degradamos, podemos envi lecerla con el mal uso o con el exceso; pero no por eso envilece beber con medida y conocimiento, ni puede me-

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